Un claro día en que se hizo justicia

Publicado en Página/12
Por Diego Martínez, desde Córdoba.
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El ex jefe del Tercer Cuerpo del Ejército deberá cumplir prisión perpetua por secuestrar, torturar y asesinar, a fines de 1977, a cuatro militantes del PRT que estuvieron cautivos en La Perla. Hubo festejos dentro y fuera del tribunal.

Luciano Benjamín Menéndez durmió anoche como un preso más en la cárcel de Bower, en las afueras de su querida Córdoba. El Tribunal Oral Federal 1 condenó a uno de los dos mayores genocidas de la historia del norte argentino, junto con el tucumano Antonio Domingo Bussi, a la pena de prisión perpetua. Siete de sus subordinados en el Cuerpo III de Ejército que, como miembros del Destacamento de Inteligencia 141 operaron en el centro clandestino La Perla, también fueron condenados a pasar el resto de sus días en una prisión común y corriente, como cualquier hijo de vecino.

Cuando el juez Jaime Díaz Gavier terminó de leer la sentencia, alguien gritó “¡Por fin justicia!”. Hubo un aplauso cerrado y luego silencio. En la calle la emoción se transformó en llantos, gritos, cantos y abrazos.

El clima que se vivió ayer en los tribunales cordobeses es difícil de sobredimensionar. En la calle, pleno parque Sarmiento, miles de personas, amplia mayoría sub-25, hicieron el aguante desde la mañana, cuando los jueces citaron a los imputados para escuchar sus últimas palabras (ver aparte). En el salón de usos múltiples, que tiene 160 butacas, ingresaron no menos de trescientas personas. Sin embargo, la organización nunca se vio desbordada. Los imputados ingresaron a paso lento y no recibieron un solo insulto. Nadie molestó a sus familiares que presenciaron la audiencia. Los reporteros gráficos pudieron cumplir con su trabajo. Los represores agradecieron por el esfuerzo a sus defensores oficiales y al tribunal por haber conservado el orden durante los dos meses de audiencias. El sargento primero retirado Carlos Alberto Díaz, incluso, se dio el lujo de levantar los brazos con sus dedos en V frente a la multitud que celebraba el fallo.

Menéndez & Cía. fueron condenados por secuestrar, torturar y asesinar, a fines de 1977, a Hilda Flora Palacios, Humberto Brandalisis, Carlos Laja y Raúl Cardozo, militantes del Partido Revolucionario de los Trabajadores. Según declararon los sobrevivientes de La Perla, los miembros del grupo de “operativos especiales” (OP3) del Destacamento los torturaron sin piedad durante un mes. En la madrugada del 15 de diciembre los sacaron para matarlos en un “operativo ventilador”, como llamaban a las ejecuciones en la vía pública en las que simulaban enfrentamientos. No dejaron detalles librado al azar: eligieron la esquina que mejor los representaba: Sagrada Familia y Ejército Argentino. Los militantes del PRT fueron enterrados como NN en el cementerio de San Vicente. Hasta el momento sólo Hilda Palacios fue identificada por el Equipo Argentino de Antropología Forense.

Para que nadie quedara fuera de la sala, la lectura de la sentencia comenzó media hora después de lo previsto. En las primeras filas se ubicaron Madres y Abuelas de Plaza de Mayo con sus pañuelos blancos. En las últimas, los H.I.J.O.S. con los suyos. Luego llegaron el gobernador Juan Schiaretti, la diputada y nieta recuperada Victoria Donda y funcionarios de la Secretaría de Derechos Humanos de la Nación encabezados por su titular Luis Duhalde. Los representantes de organismos que debieron elegir sólo una cara visible para ingresar a la sala (Estela Carlotto, por Abuelas; Marta Vázquez, por Madres Línea Fundadora; Laura Conte, por el Centro de Estudios Legales y Sociales).

La mayor fiesta se vivió en la calle. Con sol radiante y abundantes choripanes, hasta los perros bailaban al ritmo que imponía el Movimiento Nacional de Murgas. “Olé olé/olé olá/ los subversivos cada día somos más”, celebraban. Detrás de decenas de banderas de organizaciones sociales, gremios y partidos sobresalían cientos de fotos con rostros de víctimas del terrorismo de Estado. Por los altoparlantes la voz de María Angélica Olcese de Moller, Queca para la historia, que murió la noche previa a la sentencia, recordaba el pánico de las primeras vueltas a la Plaza de Mayo y la fundación de Familiares de Desaparecidos y Detenidos por Razones Políticas de Córdoba, que la tuvo en primera fila.

A las cinco en punto ingresaron los imputados. No volaba una mosca. Igual que el primer día, una cinta negra cubría la escarapela de la solapa del saco de Menéndez, de luto por el fin de su impunidad. Los abogados de H.I.J.O.S. adornaron sus pupitres con las fotos de sus seres queridos. Martín Fresneda con la de sus padres caídos, Tomás y Mercedes Argañaraz, con la abuela Otilia, que los crió con infinito amor. Claudio Orosz con la de sus ex compañeros del colegio Manuel Belgrano: Pablo Schmucler, Claudio Román y Gustavo Torres, todos desaparecidos.

Fotógrafos y camarógrafos inmortalizaron a los militares y se fueron. Jaime Díaz Gavier, presidente del tribunal que también integran José Vicente Muscará y Carlos Otero Alvarez, anunció que los fundamentos se conocerán el 31 de julio y comenzó a leer. En los ocho primeros puntos de la resolución, que fue unánime, rechazó planteos de los defensores. Cuando llegó el noveno, consciente de que iba a leer la sentencia más importante de su vida, hizo una pausa y respiró hondo. Una mano sabia apagó el aire acondicionado para que todos escucharan. “Noveno. Declarar a Luciano Benjamín Menéndez coautor mediato penalmente responsable (ayastrando la eye cordobesa) de los delitos”, y enumeró: “privación ilegítima de la libertad agravada por ser funcionario público, por uso de violencia, por la duración (más de un mes) y por compeler a la víctima a hacer, no hacer o tolerar algo a lo que no estuviese obligada; tormentos agravados por la condición de perseguidos políticos de las víctimas y homicidio doblemente calificado, por alevosía y por pluralidad de partícipes”.

Y siguió: “imponerle en tal carácter para su tratamiento penitenciario la pena de prisión perpetua”. Y la sala explotó en un aplauso que se mezcló con abrazos y llantos. Pero faltaba la frutilla: “En consecuencia, revocar su prisión domiciliaria y ordenar su inmediata detención y alojamiento en una unidad carcelaria dependiente del Servicio Penitenciario de la provincia de Córdoba”.

El tribunal leyó por orden de jerarquías. Dictó cinco prisiones perpetuas, por los mismos delitos que a Menéndez, para los suboficiales retirados Luis Alberto Manzanelli, Carlos Alberto Díaz, Oreste Valentín Padován y para el ex personal civil de inteligencia Ricardo Lardone, todos ex miembros del OP3. Al coronel Hermes Oscar Rodríguez y al capitán Jorge Ezequiel Acosta los condenó a 22 años de prisión y al suboficial Carlos Alberto Vega a 18 años, porque para las fechas de los homicidios habían cambiado de destino. Los cuatro años a favor de Vega son por su jerarquía, menor a la de los oficiales. El tribunal resolvió que todos cumplan su condena en la cárcel de Bower, la más moderna de la provincia. Hasta el comienzo del juicio, cuando por seguridad el tribunal concentró a los imputados en el Cuerpo III, Menéndez, Rodríguez y Vega gozaban de arresto domiciliario, en tanto Padován y Lardone habían sido excarcelados por la Cámara de Casación. “Señores, el juicio ha terminado”, cerró Díaz Gavier, quien miró a los ojos a cada imputado mientras leía las condenas. La sala se puso de pie, los H.I.J.O.S. levantaron sus pañuelos, los familiares las fotos de sus víctimas, y a coro entonaron “como a los nazis/ les va a pasar/ a donde vayan los iremos a buscar”. Fue entonces cuando Díaz, el torturador de cogote macizo, se dio vuelta, sonrió y levantó los brazos con los dedos en V. Nadie le respondió. La música siguió con “Siga el baile siga el baile, al compás del tamborín, que tenemos la cabeza, de Luciano Benjamín”. Mientras las cámaras de concentraban en el gobernador Schiaretti, con lágrimas en los ojos, Orosz arengó para salir a la calle “donde está la gente que hizo posible este juicio”. Toda Córdoba lo siguió.


La FUA... un Embole

La FUA... un Embole.
Movimiento Universitario Sur

Por si no se enteraron.... la que debería ser una herramienta gremial estudiantil a nivel Nacional, la Federación Universitaria Argentina (FUA)renueva sus representantes este fin de semana, en San Luis. En este XXV Congreso de la FUA, que se abrirá esta noche en la Universidad Nacional de San Luis, habrá más de 900 delegados habilitados para votar, representantes de las federaciones nacionales y los centros de estudiantes de todo el país.
Como dijimos en el comunicado emitido hace unos días, "Esto no es sino el reflejo de una forma de hacer política basada en la negociación de cargos, cuyo único objetivo es el de hacer una carrera política personal y el de conquistar espacios de poder para `vender` a las dirigencias en el mercado de punteros de las estructuras tradicionales".
Este nuevo congreso no hace más que confirmar la política que los morados han plasmado en los últimos años de democracia sobre nuestra herramienta estudiantil, ya que se encuentra "Vaciada de debate, carente de posicionamientos sobre la realidad, caracterizada por la escasa participación y protagonismo estudiantil, la FUA se apresta a repetir la lógica con que las estructuras que la conducen se formaron, a la luz del modelo neoliberal".
Por desgracia, en esta nuevo congreso lo más difícil va a ser... combatir el EMBOLE.

A 90 años de la REFORMA


LOS DOLORES QUE QUEDAN
Movimento Universitario Sur

Hace 90 años, un 21 de Junio, nacía el manifiesto liminar reformista, primeradeclaración pública de la Federación Universitaria de Córdoba. Los estudiantes de esta universidad regaron durante décadas el continente y sus casas de altos estudios de acciones y debates con una fuerte impronta democrática, crítica,latinoamericanista y hasta popular.
Muchos fueron, igualmente, los avatares y roles que ocupó y ocupa el movimientoestudiantil cordobés y latinoamericano en el último siglo. Sin embargo, más allá de las conferencias, paneles y otras actividades que ha generado este nuevo aniversario, es conveniente trazar opiniones sobre los acontecimientos que sacuden a nuestra Patria Grande y que encuentran a muchas de nuestras federaciones ycentros de estudiantes en el ojo de la tormenta.
Mucha preocupación e indignación nos ha dado, a quienes nos consideramos militantes del campo nacional y popular, ver que son estudiantes quienes sirven de carne de cañóna la contrarrevolución en Venezuela, Bolivia y Ecuador; pero mucha más preocupación y hasta dolor nos produce ver que son much@s estudiantes quienes han salido en nuestra ciudad y otras ciudades de Argentina cacerola de teflón en mano.Algo más preocupante aún, ha sido ver las banderas de nuestra otrora reformista federación en medio de estos cacerolazos, y junto a ella, en un oportunismo despreciable y justificado descabelladamente, al “trotskismo” y “maoísmo” vernáculo abrazados al radicalismo morado.
A escasas semanas de la realización de un nuevo congreso de la FederaciónUniversitaria Argentina nos preguntamos y les preguntamos, de donde van a salir los fondos para la triplicación del presupuesto tan exigido, que nueva ley va a regir nuestras universidades, como vamos a cambiar la subjetividad y la proyección de nuestr@s compañer@s si los reflejamos en el modelo del pasado, especulador, individualista,elitista, y tantos otros “istas” más.
Invitamos a l@s miles de compañer@s y a tantas y tantas agrupaciones que sabemos nos acompañan en este pensamiento a redoblar esfuerzos en la creación de un espaciode acción e intervención en este tema tan importante para nuestro presente y nuestro futuro, porque haciendo decimos.
Creemos que si esta disputa (que hoy es por las Retenciones) no se resuelve a favor de la intervención del Estado y de la distribución de la renta agraria, muy difícil va a ser discutir (para concretar) después sobre minería, petróleo, gas, pesca, etc.Pero no hablamos solamente una medida de gobierno, sino del consenso social alrededor de ella, de lo que implica política e ideológicamente la misma.
Se hace necesario tremendo amor y humildad para tamaña empresa. Volver a vernos y sentirnos orgullos@s del gigante esfuerzo de nuestro pueblo trabajador (única causa dela generación de tanta riqueza acumulada, por ahora) y de sus virtudes sabidas, solidario, alegre, luchador hasta el quemás, pero también de sus vicios a cambiar.
Se nos hace necesario volver a encontrar una clase media y una juventud crítica, creadora de opinión desde lo nuestro, y no como hoy, mera repetidora de conceptos no entendidos.

Así podremos volver a repetir…

...desde hoy contamos para el país con una verguenza menos y una libertad mas...

El proyecto Nacional - Isaac Yuyo Rudnik


UN CAMPO DE IDEAS, DONDE GOBIERNAN MAS QUE DOS.
Aportes para el Debate nacional.
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OPINION: El proyecto Nacional en la encrucijada
Por Isaac Yuyo Rudnik

Los cuatro meses que lleva el conflicto generado por la elevación del impuesto a la exportación de soja, a través de la sanción de la resolución del poder ejecutivo que impone las retenciones móviles, dejan algunas enseñanzas que no deberíamos ignorar para el futuro mediato e inmediato del proyecto nacional.
Proyecto nacional con el que estamos comprometidos un conjunto de organizaciones políticas y sociales populares. Ya no es sólo una cuestión de aprender del pasado para prevenir sobre lo que nos puede llegar a pasar en el futuro sino tomamos tal o cual camino, no estamos hablando ni de historia ni de especulaciones sobre lo que se vendrá-ejercicio que siempre es indispensable realizar y que aquí encaramos brevemente-, sino que queremos expresar nuestra opinión sobre el duro presente que atraviesa la marcha del proyecto nacional, a la luz de los ataques sufridos por las minorías que se siguen sintiendo dueñas excluyentes de nuestros recursos naturales, y que no soportan ni siquiera compartir sus beneficios en aras de construir un modelo de desarrollo inclusivo para todos los habitantes de la Nación Argentina.
Las estrategias de las minorías
Las minorías que en la Argentina se apropiaron de las tierras mas ricas de nuestro territorio, asesinando masivamente a los pueblos indígenas, a los que no les dieron ninguna oportunidad de integración, ni nunca contemplaron como legítimos poseedores originarios que eran. De allí en adelante acopiaron una fecunda historia como constructores y defensores a ultranza de modelos políticos que ignoraron las aspiraciones de las mayorías populares.
El modelo político conservador del “voto cantado” que imperó mas de un siglo -1810/1916- sobre el que se desarrolló el modelo económico agroexportador del “Centenario”, hoy no por casualidad añorado por los dirigentes del paro agrario que soportamos, sólo pudo ser conmovido por las luchas encabezadas por la UCR que obtuvieron el logro del voto secreto. Esto permitió la llegada al gobierno de Hipólito Yrigoyen, encabezando una alianza abarcativa de un amplio espectro de sectores que incluían no pocos representantes del modelo conservador. El enorme consenso de Don Hipólito obliga a la oligarquía a ajustar su estrategia para recuperar el gobierno. Esta consiste en combinar la confrontación desde sus representaciones políticas naturales, con el fortalecimiento de relaciones con sus “amigos” que son parte del Yrigoyenismo, sobre los que ejercen todo tipo de presiones. El resultado es que cuando la UCR debe elegir su candidato para las elecciones de 1922, las alternativas son dos personajes de su ala conservadora: Melo o Alvear. En 1930 ya con Yrigoyen reinstalado en el gobierno después de haber ganado los comicios en 1928, la oligarquía encuentra el espacio político interno e internacional para ir por un camino mas contundente: el de los golpes militares, instalando a las Fuerzas Armadas ya no sólo como brazo armado, sino también como actor político decisivo, rol que cumplirá con mucho fervor a lo largo de cincuenta años. El yrigoyenismo sucumbe así ante los ataques de la oligarquía firmemente aliada al imperio británico y en acuerdo con los cómplices que actuaban desde dentro del proyecto nacional. Se inaugura la “década infame” en la que estos enemigos de la nación expresaron una y otra vez sus verdaderas ideas en forma desembozada: la de ubicarnos como colonia del imperio británico, la del modelo agroexportador desarrollado en función de las necesidades las potencias capitalistas del norte y en beneficio de las minorías nativas intermediarias, la de la Argentina para unos pocos ricos y unos muchos pobres y excluidos, la de un modelo político asentado en la represión, en la persecución y eliminación de los opositores.
Una serie de factores que van desde el cambio en el escenario internacional producido por la segunda guerra mundial, que debilita transitoriamente las riendas de sojuzgamiento imperialista como consecuencia del proceso de traslado de la hegemonía británica a la norteamericana, hasta la presión de las luchas que emergen de la miseria de millones de excluidos, pasando por el surgimiento dentro de las propias Fuerzas Armadas de un sector encabezado por el General Perón que promueve un modelo de desarrollo nacional, basado en una redistribución la renta agraria, coronan en la llegada del peronismo al gobierno en 1946. De ahí en adelante se desarrolla una democratización mucho mas sólida que la que habíamos conocido hasta entonces, no sólo porque de la mano de Eva Perón llega efectivamente el sufragio universal con la incorporación del derecho de las mujeres a votar, sino porque los derechos de los trabajadores, la recuperación de los recursos naturales, de la soberanía política y la independencia económica son consagrados en la constitución de 1949.
La oligarquía se repliega pero no abandona la pelea. Observa con odio visceral como la situación de posguerra valoriza las carnes y los granos, pero una parte sustancial de la renta producida se destina a la construcción del país industrializado con millones de trabajadores que viven dignamente y ven crecer a sus hijos sanos, con posibilidad de acceder al colegio y la universidad. Nuevamente desarrolla una estrategia con fuertes ataques desde afuera del movimiento nacional buscando erosionar el enorme consenso del general Perón, combinada con acciones con los cómplices de adentro, siempre en acuerdo con las potencias del norte, ahora ya claramente hegemonizadas por los EEUU. El golpe militar de 1955 encuentra al movimiento nacional desconcertado, dividido, y con una dirigencia que defecciona y no atina a ponerse al frente la pelea. La resistencia a la dictadura, “la resistencia peronista”, surge desde abajo, en las fábricas, en los barrios, creciendo en una larga gesta de casi dos décadas que abarca todas las formas de lucha, a diferencia de los supuestos dirigentes que traicionan –muchos de los cuales abrieron expectativas en la dictadura de Onganía- o desaparecen. El año 1973 es el año en el cual esa resistencia expulsa a la dictadura, dando paso a un corto período democrático que trae de regreso, primero al país y después al gobierno al general Perón. La oligarquía, las FFAA, la Embajada de EEUU, repiten la estrategia que les había dado resultado durante las cuatro décadas anteriores. Breve repliegue, fuertes embates, vínculos con los cómplices de adentro encabezados por el Lopezreguismo, prepararon el terreno para la dictadura que se inició en 1976, clara y explícitamente sostenida y promovida por las representaciones rurales –Sociedad Rural Argentina y Confederaciones Rurales Argentinas- que hoy dirigen la pelea contra la distribución de la renta agraria.
El regreso a la democracia en 1983 mostró las profundas heridas que nos infringieron siete años de una masacre sin pausas, mientras empezaban a hacerse sentir las consecuencias ideológicas de la ofensiva neoliberal encabezadas por la dupla Reagan-Thatcher, con una dirigencia radical encolumnada tras el posibilismo alfonsinista, que alcanzó a balbucear algunas tibias declaraciones pero que en los hechos después no se apartó del modelo de desarrollo iniciado en la dictadura. Ya con Menem en el gobierno se consumó de la manera más perfecta la estrategia de trabajar sobre los cómplices de adentro ensayada desde el Yrigoyenismo en adelante. Esta vez fue el propio Menem, un hombre del riñón del peronismo desde los `70, el más convencido impulsor de las políticas de y para las minorías, expresadas a través del neoliberalismo de los `90. Las visitas triunfales de Menem a la Sociedad Rural, el abrazo con Isaac Rojas –uno de los jefes notorios del golpe de 1955- la incorporación de los Alsogaray a la primera línea del gobierno con el beneplácito de la mayoría de la dirigencia peronista están frescas en nuestra memoria.
Nuestro presente
El gobierno de Kirchner iniciado en 2003, heredero de la implosión del 2001, inició el duro camino de la reconstrucción nacional, convocándonos a refundar la Patria. Muchas cosas importantes beneficiosas para los sectores populares se realizaron en poco tiempo, y se hicieron los primeros aprontes para construir el instrumento político indispensable para sostener y profundizar el proyecto alternativo al neoliberalismo. Aprontes que cobraron un impulso mayor cuando enfrentamos y vencimos a Duhalde en 2005. Sin embargo de allí en más en vez de avanzar empezamos a retroceder en el terreno de la construcción política. En vez de intentar desarrollar una organización renovada en dirigencia e identidad alejada de los compromisos con las minorías sostenedoras del modelo de los ´90, se reafirma a la actual estructura del PJ (copada en la mayoría de los casos por una dirigencia corrupta que con convicción contribuyó a administrar el modelo menemista) como el principal instrumento político de sostén al proyecto nacional.
Desde Libres del Sur advertimos una y otra vez sobre este craso error, dijimos con claridad que esa dirigencia no acompañaría esta etapa para la que Cristina señaló la lucha contra la pobreza como el principal objetivo. Y es así que cuando el gobierno anuncia la implementación de las retenciones móviles a la exportación de soja y la dirigencia agropecuaria encabezada por la Sociedad Rural manifiesta su tenaz oposición, varios gobernadores, diputados e intendentes incorporados recientemente al mas alto nivel de la conducción pejotista, deciden apoyar los “reclamos del campo” desnudando una vez mas su compromiso irrenunciable con los intereses de las minorías que se oponen a la continuidad del modelo redistributivo. Las manifestaciones fueron múltiples. Desde gobernadores e intendentes del PJ que se pronunciaron públicamente por la eliminación de las retenciones móviles y apoyaron las movilizaciones y los cortes de ruta que nos sumieron en el desabastecimiento, hasta legisladores del Frente para la Victoria elegidos recientemente en la presidencia de estratégicas comisiones en el parlamento nacional que votaron en contra del proyecto oficial junto a referentes de la propia “Concertación” que convocaron a apoyar al gobierno hace pocos días cuando ya se había desatado el presente conflicto.
El proyecto nacional en curso claramente se encuentra en una encrucijada. Para sostenerlo y profundizarlo necesitamos echar mano de algunas medidas impostergables como la instrumentación inmediata de un efectivo mecanismo de control de precios con participación popular que nos permita eludir la trampa de tener que enfriar la economía para frenar la inflación que día a día deteriora los ingresos de los más postergados. También la puesta en marcha de una reforma impositiva que grave la renta financiera; o algunas otras que permitan avanzar en la recuperación de nuestros recursos naturales como el petróleo y los minerales.
Para ello es indispensable que los movimientos populares comprometidos en el proceso de cambio, tengamos mayor protagonismo y participación en la construcción de las herramientas políticas y sociales necesarias. Lo decimos con claridad: si el Partido Justicialista es el principal instrumento político del gobierno vamos a tener serias dificultades, pues allí anidan focos de resistencia a la profundización del camino redistributivo. Allí hay dirigentes de todos los niveles comprometidos con las minorías y no con el pueblo.
Difícilmente podamos consolidar este modelo de desarrollo alternativo al neoliberalismo, sino construimos un instrumento político que excluya a los dirigentes que a cada paso nos traicionan mostrando sus compromisos con las minorías que se oponen a profundizar los cambios.

Lo que está en juego - José Pablo Feinmann

UN CAMPO DE IDEAS, DONDE GOBIERNAN MAS QUE DOS.
Aportes para el Debate nacional
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OPINION de lo que ESTA en JUEGO
Por José Pablo Feinmann

Hay dos cosas totalmente diferenciadas que andan en el país o cerca del país. Una es la IV Flota del Comando Sur de la Armada de los Estados Unidos. Sobre ella, hablaremos. Lo otro que anda por aquí son tres cartas firmadas por nuestros más prestigiosos intelectuales y artistas. Esto anda por Internet. Ignoro qué efecto podrá causar, pero a quien quiera enterarse se lo decimos: los mejores artistas e intelectuales de la Argentina, los más respetados, los que más han hecho por la cultura de este país y están vivos, se han unido para firmar un texto que denuncia, sin más, la agresión a un gobierno democráticamente elegido al que todos ellos quieren defender. Porque se trata de estar con la democracia o no. A algunos que la jugaron de progres en otros tiempos sería atinado sugerirles leer la lista de esos escritores y plásticos. Y ver de quiénes se han aislado y a quiénes se acercaron sin retorno: a los escuadrones mediáticos del discurso único. A los que trabajan para determinados poderes, con eficacia pero sólo eso. Muchas máscaras han caído.

Lamentablemente la Carta que firman tantos de los mejores hombres y mujeres de la cultura de este país tiene poca eficacia. Un movilero de algún canal o alguna radio del Poder Mediático, bien adoctrinado, logra más con este simple mecanismo: el tipo va a una movilización del Gobierno y encuentra a un obrero. Le pregunta: “¿Cómo lo trajeron aquí?”. Después va a un agro-cacerolazo, se acerca a una joven o a un joven y pregunta: “¿Por qué viniste aquí?”. La basura queda en la conciencia pasiva del que escucha o del que mira. El groncho de la Presidenta no va, lo llevan. No tiene voluntad propia. Le dan un choripán y ahí lo tienen. Comiendo de la mano de los gordos de los sindicatos. ¿O los grasas peronistas no son así? Por el contrario, el teflón-boy (o la teflón-girl), el garca que se ha venido desde Acassusso o Recoleta, es la expresión de una conciencia autónoma. El ha elegido libremente. Sabe la causa por la que lucha. Nadie va a comprarlo. Es lúcido. Es culto. Es la expresión de la libertad del ciudadano. Esto llega, penetra porque expresa el racismo de gran parte de nuestra clase media (de toda la alta) y de los sectores de elevado poder adquisitivo que, según es larga tradición, enfrentan otra vez a un gobierno peronista, aunque este Gobierno sea tibiamente nacional y popular, pero ha incurrido en el horror del intervencionismo de Estado, y algunos otros imperdonables horrores también. Si no, la embestida que sufre no sería tan a fondo.
La Carta de los intelectuales (que analiza con rigor los sucesos de estos meses y el surgimiento de una nueva derecha) tiene muchísimas firmas. Algunas, sólo algunas, de ellas son las de: Roberto “Tito” Cossa, Jorge Dubatti, Patricio Contreras, León Ferrari, Lilia Ferreyra, Juan Forn, Ricardo Forster, Norberto Galasso, Octavio Getino, Horacio González, Nicolás Casullo, Eduardo “Tato” Pavlovsky, Lorenzo Quinteros, Miguel Rep, Guillermo Saccomanno, Federico Schuster, Silvia Sigal, Horacio Verbitsky, David Viñas, Fernando Birri, Jorge Boccanera y la valiosa ensayista Pilar Calveiro, que ha hecho llegar su firma desde México, donde reside. Estoy seguro de que también firmaría este texto Ernesto Laclau. ¿Dónde está la verdad? ¿Quiénes tienen razón, los poderosos de las radios y de los programas televisivos, con sus gigantescas empresas detrás, o estos intelectuales y artistas argentinos? El tema de la verdad es complejo. Foucault (basándose en Nietzsche) enseñó que la verdad es una creación del poder. Sin embargo, yo tengo una certeza absoluta, definitiva: prefiero equivocarme con David Viñas, León Ferrari o Roberto Cossa a tener razón con Carrió o Chiche Gelblund.
¿Qué está sucediendo en el país? No es tan complejo. Se debate una interna peronista. La IV Flota anda por aquí precisamente durante estos días y no es casual. Les recuerda al país y a toda América latina que el mundo se ha globalizado. Que los conflictos de Estados Unidos serán enfrentados directamente por el Imperio. Causa tristeza que el secretario de Estado para el Hemisferio Occidental, Thomas Shannon, tenga la gentileza de aclararle a nuestra Presidenta que la IV Flota no navegará por aguas territoriales argentinas ni por sus ríos. ¿No es una grosería aclarar eso? ¿Y qué suponía que podía esperar el gobierno argentino? ¿Que la IV Flota se metiera en el Paraná e hiciera maniobras por ahí? Y no crean que el secretario de Estado no se habrá hecho tiempo para hablar con unos cuantos líderes de la oposición: “Señores, ¿cuándo nos limpian este gobierno terrorista? ¿O tendremos que hacerlo nosotros?”.
Todo lo que ha ocurrido hasta ahora tiene por finalidad minar el poder de este gobierno. Debilitarlo, restarle credibilidad, restarle gobernabilidad. Para el Poder agrícolo-mediático éste es un gobierno muy irritante. Que sea peronista no les importa tanto. Es más: ellos saben que sólo el peronismo puede hoy gobernar en la Argentina. Pero el peronismo se caracteriza por ser un aparato. Es un instrumento de poder. No tiene ideología. Tiene máscaras. Tiene grupos de poder. Tiene liderazgos. Este es un mundo con muy pocas ideologías. Bush está en Irak más por intereses energéticos que por motivos ideológicos. Cristina Fernández es una cara del peronismo que los hombres del Poder agrícolo-mediático no quieren tolerar. Como, por desgracia para ellos, ha ganado recientemente unas elecciones con un alto caudal de votos, tienen que hacerlo. Pero se trata de tolerarlo lo menos posible. Si se erosiona la imagen de la Presidenta, si se le demuestra que otros sectores de poder pueden torcerle la muñeca, soliviantarle el país, causar hambre, desabastecimiento, cortar rutas, anunciar que tienen armas y adueñarse del territorio con una impunidad nunca vista en esa extensión, habrán logrado algo importante. La finalidad es: que “la pareja montonera” se vaya lo antes posible, sacarlos de la foto. No piden que se vayan todos. Piden que se vayan “ellos”. Con “ellos” se irán los suyos, esos malditos terroristas. Es posible que intenten hacerle impracticable la gobernabilidad a Cristina Fernández. Se lograría con nuevas puebladas del “campo” en todas las provincias. Con el desmadre de las clases medias en Buenos Aires. Y con el Poder Mediático pidiendo orden y “si no, alguien que pueda imponerlo”. Descartemos toda intentona militar. No se trata de eso. (Además, el golpismo de los estados nacionales ha muerto. Ahora, Estados Unidos se ocupa de modo directo de esas cuestiones. Y si delega algo, será mínimo y totalmente controlado por ellos. Kissinger no vendría a “aconsejar”. Vendría a dar órdenes.)
Se trata de lograr un reacomodamiento en el peronismo. En suma, que Kirchner pierda el control del aparato. Que los peronistas, que emigran con el que más poder tiene, se vean en la conveniencia de dejar sus filas. ¿Qué no toleran de los Kirchner? El intervencionismo estatal, por supuesto. Las famosas retenciones y el tibio intento de redistribución del ingreso. Pero sobre todo: lo que llaman el “montonerismo”. Hay que frenar los hostigamientos a los militares. Hay que borrar del mapa a Hebe de Bonafini, cuya imagen les resulta intolerable. También a esa señora Carlotto, por más arregladita que se la vea. Y a las Madres de Plaza de Mayo, que parieron hijos subversivos. Se les dio a esos hijos lo que se buscaron y esa etapa hay que cerrarla. Queremos peronistas que den por terminado de una vez por todas el tema de los crímenes de lesa humanidad. También quieren salir del Mercosur. Alejarse abiertamente de Chávez y de Evo Morales. Si Brasil sigue portándose como una gran potencia capitalista que surge incontenible, seremos sus socios. Y queremos volver a las relaciones carnales con Estados Unidos, aunque no utilizarán esta frase de malos recuerdos (que, sin embargo, la dijo alguien que les hizo muchos servicios). Pero, ¡basta de montoneros, de setentistas, de actos por las víctimas del bombardeo del 16 de junio! Esa injuria del Museo de la ESMA fue “intolerable”. Lo del cuadro de Videla. No, esta gente es peligrosa. Nunca se sabe hasta dónde podrá llegar alguien en quien no se confía.
Hay que sacar a los montoneros del Gobierno y a Kirchner de la conducción del PJ. La punta de lanza de este proyecto es el señor Miguens. Y los otros tres cruzados. O sea, la Sociedad Rural, que, por primera vez, da la cara por sí misma, sin militares de por medio como siempre lo hizo. Y, nobleza obliga, felicitaciones, señores: lo han hecho muy bien.
Luego, el poder mediático. Que tiene algo claro: no hay que tocar la Ley de Radiodifusión. Ahora bien, ¿cuál es el reemplazo a este Gobierno que tanto odio les despierta? Cualquiera lo sabe: no puede ser otro que Duhalde. El viernes 11 de julio, muy sonriente, se reunió con Jorge Busti. Hay que implantar un eje de poder opuesto al de Kirchner dentro del peronismo: éste fue el resultado de la reunión. Pero Duhalde no dará la cara. Tiene a su hombre, tiene la cara de Reutemann. Todo lo demás es palabrerío, aunque funciona bien. Puede que Cristina F. irrite a algunos. Puede –como me dijo alguien– que esta gente despierte “muchos odios”. Lo dijo porque se lo dijeron pero el mensaje entra. Los Kirchner provocan. Se los ve soberbios. Tienen marchas y contramarchas. Dan ventajas. Pero si se leyera la Carta de los intelectuales se vería que nosotros no saltamos de alegría por todo lo que hace este Gobierno. Sólo sabemos que, sin ser de izquierda, a la izquierda de él no hay nada. Y a la derecha, el aparato peronista manejado por Duhalde y con Reutemann como careta presidencial.
Es cierto que hay corrupción en este Gobierno. Eso va en contra de todos nuestros principios. Aquí no rige ni regirá el “roban pero hacen”. Pero tampoco podemos ser tan ingenuos: cualquier otro ha robado y robaría más. La política ya no se ejerce –ni aquí ni en ninguna parte– sin el dinero como arma de convencimiento, de presión o de amenaza. Uno no puede aceptar eso. Yo no podría hacer política. Pero en este gobierno (que, además, es democrático) habrá siempre mayor voluntad de transparencia que en uno manejado por el duhaldismo en pleno dominio del corleónico aparato peronista. Si lo tiran, sabemos lo que podemos esperar. Lo de siempre: el ostracismo, la vereda de enfrente, lo peor. Lo único que tienen como alternativa quienes desean debilitarlo y, a la larga, hacerle morder el polvo, es otra variable del peronismo. Pero bien de derecha. Tan de derecha que es temible. Sobre todo porque dará cauce al odio oscurantista de los cruzados iracundos de estos días. Y a la Sociedad Rural, que avaló e impulsó el genocidio y eso no se borra diciendo alegremente “cambiamos”. Cuando se apoyaron ciertos horrores, no hay retorno.

La carta robada - Nicolás Casullo


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OPINION de LA ARGENTINA PROGRESISTA
y ENTENDER lo que ESTA en JUEGO
*Por Nicolás Casullo

1. Las cartas han vuelto a escribirse parece. Varios grupos las han redactado con dispar suerte en el recrudecimiento del debate y el conflicto político. Buscan ser leídas, vistas. Pero voy a plantear un contracaso.
En el cuento “La carta robada” de Poe, lo más intrincado de percibir es lo que nunca dejó de estar delante de los ojos de todos. Una carta. El lugar de la carta en realidad debía saltar de inmediato a la vista, siempre que se pensase contra las políticas explicativas que desorientaban la mirada sobre su paradero. Políticas explicativas digo: mundos discursivos que escondían la carta, y lograban –como dice Dupin, el protagonista– que lo más expuesto sin embargo “escapase a la observación por demasiado evidente”. Pero la carta siempre estuvo ahí. Desde el principio de esa historia. En el tarjetero sobre la repisa de la chimenea. La narración del propio pesquisa borraba la visibilidad de ese hecho esencial.
El actual problema sojero fogoneado desde una intrincada información diaria que hace gala de números, toneladas, curvas gráficas, hectáreas y porcentajes, terminó siendo también una política discursiva desorientadora (por cierto para una escena argentina inesperada, nueva, a repensar profundamente). “La tonelada” es la voz política que impera, siempre con ese “peso de las cifras concretas” y corporativas, para esconder la carta, perdón, para esconder lo que en realidad está en juego en la política nacional. Para no ver la carta. Para seguir despolitizando la política, la memoria, las secuencias, el fondo del país actual, su pasado próximo.
En definitiva: la carta tachada, bastante invisible hoy sobre el estante nos puede permitir pensar qué relación entre política, Estado y destino comunitario. Muy pocos señalan este lugar de las políticas, hoy en disputa. Ese lugar de lo político como conflicto pleno, actuante ahora y escamoteado de la vista por el grueso de los mundos partidarios, y sobre todo por periodistas y comunicadores. No obstante que los trazos de la carta, perdón, de nuestra historia, son bien cercanos. Siguen intactos en esa repisa que no se mira.
2. Sobre el actual y prolongado dilema que disparan los distintos empresariados agrarios, se cuece como otras veces antes (1945, 1955, 1958, 1962, 1966, 1973, 1976, 1989, 2003) la lucha entre un establishment empresarial liberal, predominantemente agroexportador, especulativo rentista, dueño “testamentario” de la nación-negocio, falazmente democrático, contra las debilidades y contradicciones de proyectos reformistas de justicia social, de Estados obligados progresivamente a profundizar lo nacional, y con distintos apoyos de votos populares. Los tiempos y sujetos sociales permanecen o mutan poco o mucho. Pero la clave de bóveda, el objeto de la búsqueda, persiste con esas biografías y sus metamorfosis.
En el caso más reciente de nuestra crónica, la carta a ubicar, que no se ve, siempre estuvo ahí, en el estante: desde el 2000. Como dice el cuento de Poe, “quizás el misterio es demasiado sencillo” y entonces se olvidan sus rastros: “escapan a la observación por demasiado evidentes”.
3. Pienso en el inicio de la Argentina siglo XXI: crecimiento de la miseria, poderes históricos confundidos, dominaciones económicas con sus bancos en Miami, partidos tumorales, estrategias mediáticas, crisis y penuria estatal, desventuras de la democracia de un tiempo próximo. Pero una muy amplia sociedad favorecida y gestora de opinión pública desemboca del modelo del menemato justicialista en el 2001, no queriendo salir del mismo. Esta carta está ahí, aunque “no se la ve”.
La sociedad termina aquel tiempo de la mano de una Alianza comandada por el radicalismo que concluyó en desgobierno, corrupción, 31 asesinados en manos de las fuerzas represivas, y un frepasismo aliado que había congregado un neoprogresismo que inauguró: a) la video política gobernando la “nueva política”. Videofaena que premia, estelariza, castiga y borra referentes: esto es, que “reinstitucionaliza” y dirige la actividad política; b) un progresismo que ya no disputa lo social obrero popular, el peronismo, como lo había hecho la izquierda (peronista o no) desde 1956 a 1975; c) una identidad testimonial de “ciudadanos votantes” con argumentos mediáticos morales contra las formas antidemocráticas del populismo en tanto cultura leída como casi “anti-institucional”.
En 1999 el electorado había votado entre un centroderecha radical y un centroderecha duhaldista, ambos bien dispuestos con el libre mercado, con el desguace, con el indulto y con una progresía convencida en la necesaria separación entre “el viejo ser social” (demasiado complicado), un Estado (simple gestor) y una “calidad democrática” a reconquistar por exclusiva virtud salvacionista burguesa. ¿Qué se abre en el 2002 con el fracaso de ese bello proyecto? Digo: ¿dónde está la carta?
Una protesta hegemonizada por ahorristas de dólares, arteramente expropiados por el capitalismo como hecho inédito. Un tiempo de asambleas que, como escribí en enero de aquel año en este diario, significó la gran salida (primera) de una derecha capitalina más bien cerril, antipolítica, a las calles. Bronca muy mal entendida por una izquierda intelectual que no escuchó jamás el final silencioso de la famosa frase “que se vayan todos” (los que arruinaron el modelo de los ’90), más restos de frepasistas culposos, y una izquierda trotzkista que leyó en los “soviets de Almagro” un Argentinazo capitalino como si fuese un Cordobazo bis (y no todo lo contrario), pero que afortunadamente con sus mociones a votar sirvió para desalentar el 70 por ciento de esas asambleas de “la gente” más camiones de exteriores de poderosos canales privados. Mientras tanto las izquierdas sociales, gremiales, no quisieron o no pudieron volver a entender “ese país” conservadurizado y activo en las calles de las urbes.
4. ¿Y esta carta en la repisa de la chimenea? ¿Quién la está viendo? Año 2002. Grupos de presión, lobbies sobre el Ministerio de Economía, menemato escondido en Internet, mesas duhaldistas-eclesiásticas “concertadoras”, poderes internacionales y militares activos, y chacareros reutemanistas. Todos piensan una salida para ese país-negocio arruinado, país de millones de nuevos miserables piqueteros. Se piensan candidatos. En primer lugar el Duhalde posmenemista que asume el gobierno en pleno crac y renuncia a la opción. Luego el menemista De la Sota que cae en las encuestas y se le suelta la mano. Hasta que llega “el candidato de todos” según la gran prensa del establishment: Carlos Reutemann. Mucho más confiable que la derecha folklórica de Rodríguez Saá, y por encima del mayor referente de la derecha radical, López Murphy. El panorama es un 75 por ciento de oferta electoral de centro hacia una derecha lisa y llana. Parado al lado de este museo de cera, de esta ruina del consenso de Wa-shington, un Kirchner ignoto cinchando con el aparato del peronismo bonaerense que le prestan por dos meses: inicialmente menemista (luego crítico), un santacruceño privilegiado por la privatización energética, y que no había tenido, como político, intervención en ninguna cuestión ni ideario nacional relevante.
Pero además otro dato: el que triunfa primero, como salida de la era de vergüenza menemista, de la bárbara ley de mercado, del Estado vaciado, de la Argentina a precio de costo, del fin de las fraternidades, es Menem. Recién después Kirchner resulta el increíble presidente del 22 por ciento, desafiado hasta por un periodista de La Nación, Claudio Escribano, que en realidad con su “petitorio de advertencia” contra políticas de derechos humanos, contra el juicio a genocidas, contra todo latinoamericanismo popular, a favor de la Corte de Justicia menemista y por una severa seguridad social represiva, no sólo asienta el golpismo antes de la propia instalación del gobierno (a la manera de Aramburu y Rojas en 1958), sino que se precia vocero de ese país de los últimos tres lustros obscenos: con sectores importantes de una población conservadora, frente al largo silencio de otra mayoría social esquilmada (y diferente a la criada en los pastizales del neoliberalismo).
5. ¿Quién ve esta carta sobre la repisa, vivita y coleando? Es en este punto neurálgico donde los diversos progresismos, deben poder leer ahora dicha carta. Entender el significado de estos cinco años de gobierno que elevan al kirchnerismo al 45 por ciento del electorado, en relación a aquella Argentina 2003 descripta entre el patético festín de las derechas y un progresismo abdicador, políticamente no popular como sensibilidad “ética” de clase media.
Las contradicciones, acuerdos y socios cuestionables con el establishment son datos hoy menores de un kirchnerismo, comparado al decisivo hecho de haber regresado luego de 30 años a un Estado democrático protagónico con sus políticas actuantes y autónomas, frente a la vieja “normalidad” de la jefatura de los lobbies económicos, mediáticos, eclesiásticos, jurídicos, militares y culturales que siempre mandan (fin de un Estado como alfombra roja para tales patrones del país, alfombra como hoy lo representaría todo el espectro de partidos políticos opositores, sin excepción, incluida por cierto la sempiterna derecha peronista).
Ese 45 por ciento de votos fue la reaparición, en concreto, de la posibilidad de instalar base política para un Estado nacional modificador y democrático cierto, priorizador de la justicia social, centrado en los derechos humanos, sin claudicar frente a las bestiales campañas mediáticas de descrédito, con preocupación redistributiva de la renta, integrador del marginado, al que hay que presionar para que genere y profundice mucho más variables de reforma social y recuperación de lo nacional, frente a las claras y cada vez más evidentes políticas desestabilizadoras del conservadurismo neoliberal de la pura avidez capitalista, que ve en la conducta de la Casa Rosada “el zurdismo de los setenta montoneros” con “actualizaciones chavistas”.
La carta está entonces sobre la chimenea. ¿Se la ve? Una carta que dice de dónde se viene recientemente. Tan reciente, que esa derecha que no pudo y lo tenía todos servido en el 2003, es la que persiste hoy contra “la soberbia”, “el autoritarismo” y “la terquedad” del “oficialismo”, desde un bloque bien conocido: Duhalde, Reutemann, De la Sota, Rodríguez Saá, Barrionuevo, el empresariado agrario, la Iglesia, el radicalismo del 2001, y la moralina elitista y antipolítica del cualunquismo de Carrió. La carta –robada a los ojos, a la conciencia– es la historia que vale contar, nos dice el gran Edgard Allan Poe. En nuestro caso, si no se la ve, no se entiende lo que está pasando en otro momento crucial de la Argentina.