Opinión de Humberto Tumini
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Hay un nuevo momento en la realidad nacional. Los sectores económicos mas concentrados (a los que tuvimos oportunidad de ver juntos y ovacionar a Miguens en el reciente festejo de los 100 años del Ingenio Ledesma, símbolo si los hay de la alianza de estos empresarios con la dictadura militar) aprovechándose de una situación económica internacional mas difícil para el país y de la derrota del gobierno nacional en la batalla por las retenciones móviles, vienen decididos a imponer que se desande el camino que el kirchnerismo -con sus aciertos y errores- recorrió desde el 2003 a la fecha. Exigen cada vez mas fuerte, entre otras cosas, que para mantener e incrementar sus ganancias se limiten los aumentos salariales, se frenen los gastos del Estado y en particular los subsidios a las tarifas; también que no se introduzcan impuestos nuevos a los que mas tienen ni que se pongan trabas al proceso de concentración económica. Y que el freno a la inflación venga de la mano de enfriar la economía bajando el consumo de los menos pudientes, y no de controlar los precios de los monopolios.
El poder financiero -local e internacional- luego de varios años de estar a la defensiva, sale de nuevo a la palestra y pone también sobre la mesa sus demandas: peso mas alto que facilite comprar dólares para pagar la deuda, sacar -en forma permanente y no transitoria- las trabas para el ingreso de capitales y mantener en niveles mas que altos las tasas de interés internas. Como quién dice: “si quieren divisas para pagar la deuda, abran de nuevo la bicicleta financiera”. Aplauden esto de nuevo las privatizadas que ven multiplicar sus ganancias en dólares (Repsol ganó el primer semestre 2.500 millones de pesos, saque usted cuenta) y por cierto también los importadores que ya están viendo de reinstalar sus negocios a costa de la industria nacional.
Estos planes cuentan con no pocos apoyos en la política. Obviamente en los opositores de siempre: los Macri, Duhalde, Carrió, Menem y compañía. Pero no solo allí. También aparecen alineados ahora con las recetas del poder económico algunos que hasta ayer nomás se decían kirchneristas. De la Sota y Schiaretti le meten mano a los jubilados de su provincia para tapar los huecos que les dejaron en las finanzas las concesiones a los sojeros, los Urquía y las automotrices; Das Neves dice que hay que bajar las retenciones a las exportaciones petroleras ahora que descendió el petróleo internacionalmente y Cobos no se cansa de hacer gestos a la Sociedad Rural y hasta coquetea con el PRO.
También las presiones les aflojan las rodillas a varios que -real o mentirosamente- dicen seguir en el barco del proyecto nacional. Ahí lo tenemos a Scioli poniéndoles alfombra roja para que vuelvan, entre otros reaccionarios, los integrantes de la vieja “mejor” policía bonaerense y lo peorcito de la iglesia católica de su provincia. También a don Gioja explicando que no hay que afectar la renta de las compañías mineras multinacionales, y al mismo tiempo que el gobierno debe echar a los “piqueteros” de su lado. No son los únicos que lanzan esas señales, también -tal vez en menor grado y equivocadamente- las emiten para el mismo lado tanto Capitanich que deja entrar al Comando Sur de los EEUU a su provincia con pretextos humanitarios, como el salteño Urtubey que trae a su gobierno a connotados romeristas que se ufanan de seguir siéndolo.
Como quién dice, el enemigo aprieta y rápidamente entonces se agrandan sus cómplices y se bajan los pantalones los cobardes.
Nosotros, el Movimiento Libres del Sur, pensamos exactamente al revés. Sin desconocer el impacto político adverso en una parte importante de la sociedad que nos trajo la derrota en la pelea por las retenciones móviles. Ni tampoco que son válidos todos los esfuerzos para recomponer relaciones con una parte de quienes se pueden haber distanciado de nosotros por errores de apreciación. Creemos que no es tiempo para vacilaciones ni para que los tibios de siempre predominen. La salida para el proyecto nacional es seguir hacia adelante, no inmovilizarse; mucho menos retroceder concediendo a quienes buscan que por esa ruta fracasemos.
Ir para adelante significa ni más ni menos que profundizar las medidas que apunten a redistribuir la riqueza en favor de los que menos tienen. Que nuestro pueblo humilde, los trabajadores, nuestros jóvenes y viejos, los científicos y profesionales, los pequeños y medianos empresarios y productores, y tantos otros estén mejor. Y que aporten para ello las empresas multinacionales y los bancos, los grandes grupos económicos y los más ricos.
Estas acciones, como vimos recientemente negro sobre blanco, pisan callos poderosos. Y los dueños de esos pies tienen por costumbre reaccionar de la peor manera en defensa de sus privilegios e intereses.
De allí que no hay que ser ingenuo y pensar que esos enfrentamientos son solo fenómenos de países como Venezuela o Bolivia. También aquí la derecha, con toda su experiencia, hace y hará lo mismo.
Por lo tanto, si queremos triunfar, a las políticas en favor de los intereses nacionales y populares, y al coraje para defenderlas, hace falta adherirles como la carne a la uña la participación, movilización y organización popular. Y una alianza política y social amplia, pero aceptablemente consustanciada con el proyecto que llevamos adelante. Lo que en buen romance quiere decir que no puede tener al PJ como columna vertebral y componente casi excluyente en lo político, y a la dirigencia de la CGT en lo sindical. A las pruebas del reciente conflicto agrario nos remitimos.
Vale decir que en muchas oportunidades en estos años hemos alertado sobre estas cuestiones. Siempre desde un espíritu constructivo y de apoyo al proyecto nacional en curso. Basta ver nuestra participación, firme y activa, en el reciente conflicto agrario para tener esto claro. Pero también justo es agregar que las más de las veces no hemos encontrado en el gobierno nacional, en muchos provinciales y municipales amigos, oídos receptivos a ello. Tal vez esta vez sea distinto habida cuenta de lo que ha demostrado la experiencia concreta y de la compleja situación en que nos han puesto los enemigos de la Patria. Ojalá así sea.
Como hemos dicho días pasados en una solicitada: si aquellas decisiones ratificando y profundizando el rumbo son las que se toman, allí estará nuestro Movimiento como en estos cinco años, poniendo el hombro a esta patriada. Si el camino por el que se opta es otro que nos aleja de la nación que hemos dicho buscar, nosotros, junto a muchos más, seguiremos firmes con las banderas, resistiendo al enemigo y criticando a los que aflojen. Como alguna vez dijo el General Perón: “con los dirigentes a la cabeza o con la cabeza de los dirigentes”.
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